Los restaurantes británicos están a punto de alcanzar el millón de Tm de residuos al año y de los que un 20% sería residuo orgánico-alimenticio. Se evalúa en 682M de libras al año el costo medio ambiental de los desperdicios.

Tras las iniciativas de la SRA entre 2013 y 2015 en el marco del proyecto FoodSave muchos chefs, como Dan Barber y propietarios de restaurantes, ya comulgan con la necesidad de lograr el zero-waste y una de las mejores maneras es reutilizar ingredientes y alimentos que sobran, para nuevos platos que se incorporen a las cartas de sus establecimientos propios o de terceros.

Son casos conocidos los de Silo en Brighton o  Tiny Leaf  y Poco en Londres, que en Bristol  promueve una iniciativa conjunta con otros restaurantes para tener un único proveedor del servicio de recogida de residuos.

A nivel de ciudad, el Real Junk Food Project  está siendo muy bien recibido capitales como Manchester (https://youtu.be/8on5OKgh0NE)  donde se están montando pop-up restaurants que cocinan los sobrantes de otros locales y los comensales acuden para comer y pagar mediante la modalidad “pay as you feel”.