Durante las últimas semanas, representantes de los sectores implicados, entre ellos la hostelería, están debatiendo con funcionarios gubernamentales, como dejar resuelta de forma consensuada, la transposición de directivas (la 851, 852 y 904) en torno a, de forma resumida, la problemática del desperdicio alimentario y de los residuos de envases, con especial referencia a los de un solo uso.

Se camina hacia un nuevo marco legal*, en materia de política de residuos, donde hay temas que considerar seriamente, tales como que:

  • La normativa supera, en intensidad aplicativa, a la propia emanada de la UE y tendrá que vérselas con la, ya en vigor, en algunas CCAA.
  • Se reconoce una jerarquía (en cuanto a su destino) de residuos, donde se consagra a la reutilización como mejor solución, sin menoscabo de la valorización y el propio reciclaje.
  • Los proveedores “pecharán” más, al ampliarse la denominada “responsabilidad aumentada del productor” generándose superiores costos, algunos de los cuales se repercutirán en la hostelería.
  • Se crean dos ecotasas, una para los envases de plástico no reutilizable y otra para el depósito de residuos en vertederos.
  • Se deberá garantizar el acceso al agua potable no envasada
  •  Se ofrecerá al comensal, si lo pide, envases adecuados (reutilizables, compostables y fácilmente reciclables) para llevarse la comida que no consuma en local.
  • Se fomentarán las donaciones, posiblemente, acompañadas de incentivos fiscales.
  • Se instaurará la consignación o sistema de depósito, devolución y retorno para envases reutilizables, si no se alcanzan determinados objetivos de reciclaje.

Cambios que pretenden aupar , en el caso de la hostelería, a sectores muy implicados en los temas de sostenibilidad y economía circular; pero de nuevo sin conocer bien las repercusiones que, los mismos, pueden tener en el actual dibujo de esta actividad, sacrificada durante esta pandemia, y las que lleguen, y hacer vulnerables segmentos que han demostrado su eficiencia como el de servicio rápido , donde en todos los documentos citados subyacen, para él, importantes restricciones e incrementos de costos operativos.

 

(*) Nos referimos al proyecto del R.D. de Envases y Residuos de Envases; del proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el desperdicio alimentario y al proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados.