La desescalada gubernamental se nos viene encima con su escatológico calendario. Y con ella, aparecerán las secuelas económicas de la pandemia, con una multitud de “eduardos manostijeras” que ya comienzan a destrozar los presupuestos de innovadores proyectos que existían, antes de la tragedia que aún vivimos.

No soy yo el primero que denuncia que la sostenibilidad en restaurantes puede quedar frenada por otras iniciativas de reactivación económica y me amparo además en las palabras del Secretario General de la ONU, el portugués Gutierres, que ha reclamado atención sobre la emergencia climática, con independencia de la que se merece la pandemia.

Los miles de millones que va a costar la reconstrucción económica no deben omitir considerar prioritario el desarrollo sostenible. Pero, nos tememos que más de un ODS, de los 17 que proclamaba la propia ONU, van a quedar en el baúl de los recuerdos.

Ojalá deba rectificar este vaticinio, pero el “resistiremos” se deberá quedar en la hostelería para quienes creemos que sus cuatro puntos cardinales, en el futuro inmediato son

  1. La digitalización
  2. La alimentación saludable
  3. La seguridad alimentaria y, por supuesto
  4. La sostenibilidad.