Dicen los expertos que “El marketing verde es una opción favorable que tienen las empresas para promover sus productos y a la vez contribuir al medio ambiente”. Y que su “objetivo principal, es preservar los recursos no renovables, tratando de crear una conciencia positiva en los consumidores, de los productos o servicios que ofrecen”.

La American Marketing Association, define Green Marketing como “el marketing de productos que son seguros para el medio ambiente”. Además, el marketing verde incorpora actividades como: modificaciones en el producto, el proceso productivo, cambios en el packaging y en la comunicación. Gurús como Kotler, también lo han definido y lo cierto es que, quien más quien menos, en hostelería, tiene ya su estrategia de comunicación, en especial a nivel de empresa de restauración organizada.

Pero si nos referimos a los restaurantes independientes, con menos posibles, que los que pertenecen al sector citado, existe cierta confusión por no decir desconocimiento, en torno a qué relatar a sus clientes y/o comensales, en torno a sus prácticas en materia de sostenibilidad. Piensan que, todo lo que no aparezca en el plato y en la atención personal, no tiene importancia.

Porque, usar químicos con ecolabel en los lavavajillas o para limpiar el local, aplicar sistemas de ahorro energético (lo de los leds ya no vende) por ejemplo en los extractores de aire, separar los residuos mandando a compostar el orgánico, o poseer urinarios sin agua, por no mencionar que se posee una plantilla, donde la inserción social es un activo de empresa… todo ello, se cree que no interesa , frente a la experiencia. La manida experiencia.

Y es que miembros de Restaurantes Sostenibles, a raíz de ser invitados a visitar un grupo de restaurantes independientes, para conocer sus matices de sostenibilidad, se han encontrado con la agradable sorpresa de que, en la mayoría de los casos, atesoraban originales iniciativas en defensa del ecosistema, que iban más allá de que, en sus cartas figurara el pollo ecológico o el producto estacional, con inversiones muy importantes en equipamiento y servicios que, lamentablemente no comunican a su clientela, alguna de la cual valoraría “en la experiencia” conocer el esfuerzo y apuesta del restaurador, por prácticas sostenibles.

Mientras no se invierta esa situación, la sostenibilidad en los restaurantes no se consolidará y el marketing verde seguirá verde, muy verde.

Hay que saber y saber decir.